La vaguada costera (o De Seraut a Turner) de Patricio Bruna
La vaguada costera
una veladura tridimensional
sobre el paisaje real que esfuma.
La degrades o virtual evaporación
de los cuerpos ―móviles o inertes―
de este puerto se cumple
en medio del oxímoron de
detenida velocidad
—entre tiempo y distancia— de la
niebla,
en su lento pero sorpresivo avance,
la que logra en contados minutos
trocar en gris esta mañana plena de sol
con la pregnancia de su mancha,
sugiere entonces primero
a una tela de Seraut en su
atomización
más puntillista del efecto neblinoso,
luego a un lienzo de Turner
cuando la vaguada se hace tan espesa
que de este Valparaíso solo queda
como esbozo de su gesto
el sfumato del paisaje de su cuerpo
como si fuese inmaterial.
Perfiles
La extensión visual del perfil urbano
de Oslo
del color blanco nieve-nieve más
agudo de la melancolía
drena
acuosamente en la limpia imagen
de bisturí para los extrañados sudacas
tercermundistas, llámese peruano,
argentino, boliviano o chileno o etc., etc.,
y gradúa
y diluye
el líquido rojo-rojo de su expatriada
sangre
para un fatal destierro mediterráneo
entre los gélidos caudales del
Akerselva y del Alna
que cruzan la fría tierra de la
ciudad como sendas
heridas abiertas
porque transitan sin llegar nunca al
Mar del norte
sin destino de mar a mar alguno
que enlace nunca con las costas sudamericanas.
La extensión visual del manchado
perfil sudaca tercermundista sobre Oslo
de cabezas negras
de piel oscura-oscura
drena su roja-roja sangre
y se diluye en el blanco-blanco de
las aguas del Akerselva y del Alna
en su agudo y exacto nieve-nieve
color filo de bisturí
sin alterarlo jamás
en medio de toda la aséptica
indolencia enseñoreante del blanco más blanco.
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